domingo, 4 de julio de 2010

Sin City Comentario

Sin City es una película de género. De dos géneros, si se quiere: por un lado tenemos la estética del cine negro de los 40, con su blanco y negro, sus cigarrillos humeantes, sus rubias de mirada penetrante, sus garitos llenos de alcohol y peleas... por otro lado, están los elementos que marcan la violencia propia del cómic y de determinados autores enamorados del cómic, como el propio Robert Rodríguez, Quentin Tarantino, etc: el bueno nunca muere, los cuerpos vuelan, rebotan, explotan... todo lo que el ordenador sea capaz de hacer.

No se trata sin más de una adaptación de un cómic. La película se asemeja más bien a un libro de relatos, algo parecido a lo que Robert Altman pretendió hacer con la obra de Carver en Short Cuts. Robert Rodríguez ha elegido una serie de historias que le gustan, las ha cotejado con el propio Frank Miller y las ha ambientado en un universo común. Las tramas corren a cargo de Miller, las pistolas incrustadas en cabezas cortadas pertenece más a la idea que Rodríguez y Tarantino tienen de lo que es una buena b

roma.

La narración se divide en cuatro historias o tres, si consideramos la última una mera continuación de la primera— con un escenario común: la sórdida ciudad de Basin City, con su viejo barrio ,en una época indeterminada, podría ser el pasado o podría ser un futuro apocalíptico, pero en

cualquier caso parecen los años 30 ó 40. Todas ellas presentan un reparto espectacular: Cliv

e Owen, Bruce Willis y Mickey Rourke, los protagonistas, están acompañados de Elijah Wood y bellezas como Jessica Alba, Brittany M

urphy o las «debutantes» Rosario Dawson y Carla Gugino.

Estas cuatro historias se podían presentar de varias maneras: contando historia por historia como si fueran películas independientes o intercalándolas, mezclándolas entre sí de manera que al final todo adquiera sentido. Eso se llamó Pulp Fiction y para ello hay que tener un talento descomunal como el de Quentin Tarantino. Robert Rodríguez es muy amigo suyo, lo intenta, pero, señores, no es lo mismo, así que eligió la manera más fácil: las tres historias seguidas y luego una cuarta que completa la primera y en la que se limitan a aparecer algunos personajes de las anteriores, más como un «cameo» que otra cosa.

Esa manera de narración tiene un problema: Sin city juega, evidentemente, con la inmediatez de la acción, un ritmo trepidante, una narración ágil, diálogos ingeniosos a lo Humphrey Bogart, giros insospechados, presuntos muertos que resucitan y siguen dando guerra... Eso es difícil de conseguir durante 35 minutos seguidos de historia y, en ocasiones, Rodríguez no logra mantener el nivel. Las historias se prolongan demasiado en una sucesión de muertes y sangre y a ver cómo lo hago para matar al más malo y vengar a la chica.

Lo interesante de la película es que no tiene el mismo fin, es decir, que no gana el bueno, lo que hace que la película salga de lo cotidiano y salga de los esquemas...

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